Y esa herramienta tan valiosa y barata que es la palpación sólo se complementa con la mamografía. No enviar nunca directamente a radiología sin antes haberlas palpado. Debemos recordar que es un complemento a lo que hemos palpado. Las pacientes siempre esperan que los examinemos, intrínsecamente.
¿Y qué viene después? Vendrá el trabajo de los especialistas oncológicos, el cirujano y el médico. La cirugía que extirparía el tumor y quien administraría la radioterapia y la quimioterapia.
Pero la paciente continuará viniendo con nosotros para ponernos al tanto cómo le va con esos tratamientos y cømo se siente, si hay que prescribirles vitaminas, un régimen de descanso y revisar complicaciones posteriores o alteración de sus cronicidades. Las pacientes no son órganos, son personas.
Nos dirán si pudieron cumplir o no los tratamientos, que dónde hacer las radios o las quimios, que qué puede comer o que no tiene qué comer. Que su esposo la abandonó o se fue a otro país y el trabajo que tiene no le da para eso. Que el seguro social no tiene los medicamentos o que el equipo de radiaciones del hospital hace rato que está dañado y voy a ir a la gobernación o a la alcaldía para que me ayuden.
Esos son los determinantes sociales atados a la paciente que influyen en el proceso salud enfermedad atención. Es mujer y se aplica el enfoque de género. Es cuidadora y no tiene quien la cuide.
Crear conciencia sobre el cáncer de mama va más allá del tócate para que no te toque.
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