domingo, 28 de junio de 2020

Y llegó el Covid

Cada vez es más difícil interaccionar con las redes y los blogs. La vida 2.0 es difícil porque el acceso a internet se ha vuelto muy costoso. Sólo hay iniciativas privadas que tampoco son estables. Después de haber pasado por servicios como CANTV, del estado, muy bueno, pero por robo de cable, una epidemia que azotó Maracaibo duro y no se ha repuesto, siguió con Intercable, que pasó por una quemada del router y que no pudo ser reemplazado, llegamos a NetUno que a dos meses sin servicio me sigue cobrando una buena cantidad de dinero. 
Con Intercable me quedé con la TV y aún funciona muy bien. Gracias a la Chinita. Pero NetUno se quedó en el aparato. Se había portado muy bien. Ya es sólo otro trasto esperando por ser desechado. Pendiente estoy en ir a solicitar el corte definitivo. 
Estos días de cuarentena que ya van por más de 3 meses han sido de mucha lectura, mucha TV, películas, compartir en casa, cafés, mirar los atardeceres, barrer, hacer flexiones, hacer el mercado caminando, agradeciendo a Dios de estar vivos, sanos y las bendiciones de la gente. 
Nos tocó al principio dar los talleres sobre coronavirus al personal militar que trabajan los puestos de asistencia social integral, los PASI. 5 talleres en total. Muy amenos, fructíferos y gratificantes. Mucho aprendizaje. 
Y finalmente llegó el virus a la ciudad, tal como lo hizo en China: en un mercado. Los paisanos wayúu, que sirven de mulas de los comerciantes marabinos, según cuentan, lo trajeron desde Maicao. Tal como estaba pronosticado. De ahí han salido los casos comunitarios y los locales. Ahora hay todo una diseminación por cada una de las parroquias y municipios del estado. 
No queda más que aumentar el cuidado, el lavado de manos, la mascarilla, el distanciamiento social, no tocarse la cara y evitar salir de casa y no interaccionar físicamente con otros. Toda una nueva cultura. Ojalá se queden estos hábitos. Así evitaríamos muchas gripes y muchas diarreas, que sin de las primeras causas de consulta en todas partes. Especialmente pediátricas. 
Bueno, Maracaibo, bendita seas, ciudad del sol amada y que tu calor derrita al coronavirus.