sábado, 23 de septiembre de 2017

Lo absurdo y la desesperanza

Hace poco leí en el blog del doctor Casado algo sobre cómo debe lidiar un médico ante la desesperanza de los pacientes. Esos que se sienten sin motivación para luchar contra alguna dolencia. 
Hemos vivido una pérdida reciente realmente absurda e insólita. Una hermosa mujer joven, madre de 3, brillante, inteligente, emprendedora. Llena de esas fuerzas que se comen el mundo. Que en un momento ya no esté es increíble. 
Siempre he dicho que las enfermedades y las muertes se producen por una suma de factores o decisiones. Si uno los ve por separados realmente son absurdos todos. 
Llorar a un ser querido es ya un tema cotidiano en el país. Pareciera que es por racha o épocas. La situación país, el tema alimentario, la escasez de medicinas para enfermedades catastróficas y... La desesperanza. Ya el venezolano dejó de ser el más feliz de Latinoamérica. Al trastocarse su rutina, su vida, sus consumos, se acaba la alegría. 
La vida que puede llevar una persona normal, globalizada, de poder cubrir sus gastos diarios, servicios, mercado, salud, distracciones, vacaciones, regalos, salidas, compartir, entre otras, es un tema que ordena la existencia de las personas. Las guía. Si esto cambia, se tuerce, se cambia la motivación, la esperanza. 
La política y la economía indudablemente le quitan la esperanza a las personas. Influye. Si no se cumplen estos preceptos, la felicidad decae. 
Pero esta mujer increíble que nos deja, a pesar de todo ello nunca decayó, siempre luchaba. Ganaba retos, quemaba etapas. La enfermedad asomaba y ella le cerraba la puerta, peleaba. 
Y es ahí cuando se suman esa serie de factores: falló una medicina, una infección, empeoró su condición, la hospitalización, la falta de información, más fallas de medicinas, otras patologías se suman, complicaciones de otras. Es como si de verdad te escapas y te atrapan por un pie. Qué difícil, qué tormenta. 
Esa mujer, hermosa, vital, pasa a otro plano. Allá donde se van lo sueños. 
No debemos perder la esperanza. Esa fuerza motora debe seguir girando con sus hélices plenas impulsando nuestra vida. No podemos perder el ojo ante lo absurdo, por muy absurdo que sea. 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sigue la tempestad

Mejoro mucho de mi espalda lastimada. Me reincorporo al trabajo usando faja que me prestó mi esposa, de esas deportivas. Me sirvió enormemente sobre todo en los cambios de posición. Sigo con analgésicos a dosis diaria y sin hacer esfuerzos. Siento que voy progresando. 
Tenemos a otra enferma que hizo un cuadro diarréico durante la noche. Pudiera decirse que trivial para alguien que no sea de edad senil. Pocas evacuaciones líquidas pueden deshidratar a un anciano, son muy susceptibles a los trastornos electrolíticos y tener cambios en el estado de conciencia. Los ancianos son pacientes en los que siempre debemos pensar antes de que ocurran las cosas. Si han tenido diarrea ya hay que asumir que están deshidratados. Las venas se colapsándose con facilidad y es difícil tomarles una intravenosa. Se tornan débiles y es difícil que se tomen los medicamentos, por lo que hay que andarles antes. Un anciano puede convulsionar por cambios en el sodio, puede ponerse flácido por cambios en el potasio o tener contracturas por bajas en el calcio. Se desmayan cuando están deshidratados. 
También hay que averiguar de dónde vino la diarrea, qué la causó, qué consumió. Saber si hubo una manipulación inadecuada de alimentos, posibilidad de parásitosis, consumo de comida contaminada o alimentos prohibidos de esos que producen diarrea osmótica. 
Entonces, no debemos conformarnos con ver que es diarrea y sólo tratarla. Ir más allá y hacer el abordaje integral. Revisar las medidas de higiene y hacer recomendaciones de la alimentación. 
Llegan las lluvias, comienzan las enfermedades respiratorias y las diarreas. Para eso se llevan las curvas de diarrea y fiebre en las estadísticas epidemiológicas. 
Esta semana estuvo llena de tempestades terribles, los huracanes Harvey e Irma. Arrasaron literalmente con poblados enteros en islas del Caribe. Quedaron daños materiales y humanos incalculables. Luego vendrán las enfermedades, ojalá que no. Venezuela también ha tenido lluvias arrasadoras en Choroní, en Colonia Tovar y en Valencia. Pareciera que no son noticias. 
Y así como esas lluvias que parecieran despiadadas también tenemos una inflación que avanza como una tempestad. Vamos a ver qué pasará. 

viernes, 8 de septiembre de 2017

De espaldas y dientes

Llegar a los cincuenta no viene solo. Viene acompañado de cosas conocidas, pero no deseadas. En la vida del médico se aconseja hasta la saciedad a los pacientes de esas cosas que llamaríamos achaques. Cuidarse, no hacer imprudencias para que no lleguen. Sin embargo, estamos predestinados a ello. Lo que tiene que llegar, llegará. 
Por un lado, si el paciente es diabético y lo vemos descompensado, debemos buscar algunas infección en el cuerpo, examinarlo todo y hacer los exámenes más frecuentes para ubicarlas. Los dientes es un sitio frecuente y donde poco revisamos. Hay que estar en contacto con el odontólogo y tener compensado al paciente para que trabaje en él. Si cuesta mucho compensar, dieta, ejercicios, medicamentos, hay que comenzar la insulina hasta que normalice. Logrado esto, se puede resolver el problema dental. 
Los problemas dentales repercuten en muchas cosas: digestivos, cardiacos, entre otras. Es muy importante darle a los dientes el valor que tienen. 
Como buena parte de los pacientes diabéticos son mayores, así también vemos que sus dentaduras están descuidadas y hay que hacer el trabajo educativo y de cerca con odontología para ponerlos sanos. 
Por otra parte, he tenido que lidiar con una lumbalgia mecánica difícil y dolorosa esta semana. Esa sensación de que algo se rompe en el rombo lumbar es verdaderamente desagradable. La sensación de inestabilidad al caminar, la dificultad para cambiar de posición y la inutilidad que produce estar así y no trabajar es insoportable. 
El tratamiento es lento y el reposo ha sido vital para relajar los músculos contraídos. Analgésicos, calor local y usar una faja que le dé un poco de estabilidad a la musculatura lunar han sido determinantes. Ya me vio una colega y me ha indicado hacerme imágenes y la orden para que me vea el especialista de los huesos. 
Ya llegó el viernes y el dolor ha disminuido casi un 60 por ciento y es un alivio grande. Hay que cuidarse más la espalda, menos silla, más ejercicio, menos barriga, mayor cuidado al hacer esfuerzos. 
La mañana de hoy amanecimos con una lluvia torrencial, inundó las calles y hubo poca afluencia en los trabajos. Al leer que otros están padeciendo terribles fuerzas de la naturaleza, en todo el Caribe, con Irma y el terremoto en México pienso que mi espalda no es nada. Y doy gracias a Dios por ello. Y pido a Dios que no siga la furia.