lunes, 2 de abril de 2018

Tío Primero

Tío Primero era un hombre muy saludable. Muy vital, muy enérgico. Siempre alardeaba de su vigor porque se alimentaba de la manera tradicional wayúu. Nada de alimentos procesados. Era únicamente proteínas y productos de la siembra. También presumía de su fortaleza a la hora de beber licor. Podía estar días bebiendo.

Ya rondaba los 70 años cuando tuvo su primer infarto. Fue uno anterior extenso. Posteriormente siguió un periplo de eventos similares. Tuvo otra angina y requirió un cateterismo cardiaco con angioplastia múltiple. Luego de eso vino una revascularización donde pude presenciar una taquicardia ventricular y me tocó darle resucitación en la habitación junto a mi compadre cuando lo estábamos visitando. Entre los dos lo llevamos a la UCI. Salió de esa.

Luego de esa tuvo una bradicardia por un bloqueo AV y tuvo un ictus embólico que le dejó afásico. En esa experiencia salió con un marcapaso. 

Asi que teníamos a un tío muy querido que estaba aprendiendo a hablar nuevamente y que nos estrechaba la mano con fuerza al saludar para intentar decirnos que aún quedaba él para rato. 

Últimamente estaba un poco renuente a la dieta, pero sí se tomaba sus medicinas. Como no hablaba gemía. Entre las pocas palabras que decía estaba el nombre de su inseparable esposa. 

Finalmente, hace pocos días, presentaría posiblemente una arritmia, partió a Jepira a reencontrarse con sus ancestros. Se fue como bajar un suiche. Sin sufrir, sin agonía. 

A pesar de que su nombre no es Primero sino Segundo, él era el primero en todo, era muy solidario, era muy dado, alegre, jovial. Por eso quiero recoardarlo como tío Primero.