domingo, 9 de junio de 2019

Estancia prolongada

Es un término que se usa para hablar de cuando un paciente permanece más de lo debido en una internación hospitalaria. Habitualmente son causas médicas, pacientes ancianos con varias enfermedades o comorbilidades, cuando, cada una de ellas hace de las suyas para complicar las cosas. Los más sobresalientes son los pacientes encamados, esos que vienen con escaras y una neumonía a cuestas.
Pero también son esos imprevistos quirúrgicos que presentaron una complicación y que aumenta su estadía.
Esos son los casos que atormentan nuestros sistemas de salud. Son costosos y poco fructíferos. Afortunadamente son pocos porcentualmente, pero pasan.
A los médicos nos enseñan las enfermedades y cómo curarlas (muchas veces), pero poco nos enseñan de estos inconvenientes. Los cirujanos, generalmente, atienden su problema quirúrgico y el resto se lo dejan al internista. O bien lo pasan al servicio o, si es interconsultante, refieren que por su parte ya no es ellos.
Así que los internistas tenemos que apañarnos con el caso para sacarlo a bien y llevarlo a la orilla, es decir, que retorne a su casa bien. Y comenzamos a hacer estudios, controlar electrólitos, imágenes e interconsultar a otros, según los hallazgos. Dirigir la orquesta.
Los pacientes y sus familiares deben también ser vigilantes de eso. De que las cosas no se prolonguen y otorgar al equipo médico todos los datos que se requiera.
Estamos hablando de buena medicina, no de la que estamos viviendo actualmente cuando la falta de insumos y medicamentos, más bien el encarecimiento de los mismos, hacen que los casos se perpetúen.
Al final, egresar a un paciente termina siendo una negociación. La familia, si está ingresado por un buen seguro, no quieren marcharse si no ha visto solucionado algunas cosas. Y el tratante, por estas presiones, no lo quiere egresar.
Existe la figura de cuidados domiciliarios, que, cada vez más se ponen de moda. Para así continuar la hospitalización "en casa". Se coloca una cama clínica, un cilindro de oxígeno, un aspirador de gleras, dependiendo del cuadro del paciente, y se asigna una enfermera. Lamentablemente muchas familias equivocan a la enfermera como una cuidadora y dejan literalmente al paciente y se olvidan de él o ella.
Larga estancia es tiempo que debemos cuidar. Los médicos y los familiares debemos emplear bien el tiempo.

miércoles, 5 de junio de 2019

Si mecanizas tu trabajo pierdes tu humanidad

Una mañana calurosa como las de esta época. Fuimos al CDI de Santa Rosalía para que me hicieron los lentes. Había una actividad de la UCS y había que llevar insumos. El centro estaba atestado de gente, muchos de agolpaban en la puerta esperando que los atendieran por el lado de la emergencia. Entramos por el lado de rehabilitación (CRI) y subimos. La actividad ya había comenzado y dejamos lo que habíamos llevado.
Preguntamos dónde estaba la óptica y bajamos. Gente también esperando tranquilamente. De todas las edades, especialmente mayores. El centro estaba muy caluroso. Los edificios últimamente en Maracaibo lloran de calor. Tanto por el verano como por el problema eléctrico y la falta de acondicionamiento del aire.
El optometrista estaba haciendo las mediciones y también iba al laboratorio de la óptica a hacer algunas reparaciones. Se tornaba entre una y otra.
Cuando tocó mi turno, me presenté y le di mi mano. Me preguntó cuál era mi problema: si era para ver de lejos o para ver de cerca. Le dije que era para ver de lejos: miopía. Me puso los lentes de medición y me puso a leer las letras proyectadas. Un ojo primero y el luego el otro. Acto seguido probó la visión de cerca con un papelito para leerlo y probar. Anotó los valores y listo. Se limitó a seguir anotando sus registros.
Se le notaba el tedio y la falta de motivación. También era, en cierta forma, el clima en esa sección de la institución, pero, ahí estaba. Ya cansado y mecanizado. Que pase el otro y así sucesivamente.
En salud no podemos caer en la rutina. Cada paciente, aparte de que es una aventura en si misma, es una persona, una humanidad que debemos mirar y aprender de ella. Eso es la particularidad de nuestra medicina venezolana, la calidez. Si perdemos eso, perdemos algo muy valioso. No importa que sea un optometrista. Es una isla que luego se extiende al resto del personal y de ahí a los pacientes. No te mecanices, no pierdas la humanidad.