domingo, 1 de mayo de 2016

Recetando genéricos sentencia el TSJ

Una nota reciente es que el TSJ, el poder judicial,  insta a los profesionales de la medicina a que prescriban POR principio activo, como debe ser. Diariamente tengo que ver prescripciones, órdenes médicas e informes y veo que más de la mitad de las mismas es por nombre comercial. También, parte del peregrinaje de la gente por las farmacias tiene que ver con la búsqueda de la "marca", según me dicen los auxiliares. Los médicos tenemos la marca en la cabeza y así se la transmitimos a la gente. Y ya saben quién nos la tramitió a nosotros.
Como disciplina, dedíquese a echar una repasadita del libro de farmacología, conozca los principios activos de sus principales medicinas, así tengan nueve sílabas.
Ya el Ministerio había decretado cómo hay que recertarse. Tenía que venir el poder judicial para obligarnos. Habrá que ver en la práctica cómo se va a comportar esto.
Haga una prueba. Haga un ejercicio. Es marcas que tiene tan arraigadas en el cerebro busque su nombre farmacológico y revíselo en el Goodman y Gillman. No en la guía farmacéutica. Actualice su información del libro o de las revistas con menos sesgos que se pueda. No con el visitador (perdón a mis amigos visitadores). La farmacología es una asignatura y una ciencia hermosa. Esto lo digo en el nombre de la buena práctica médica. Esto no tiene que ver con política.
Todos los países verdaderamente preocupados por sus sistemas de salud hacen valer esta política, que no sólo hace que se vendan a la marca, sino que se hace ahorro considerable en las compras.
Y parte de ese lavado de cerebro está en malignizar a los genéricos. Que no tienen la misma calidad, que no son iguales, etc. Y cada quien tiene sus "experiencias" que, como anécdotas que son, no tienen validez científica hasta que hagamos algo con ellas y las sistematicemos. Podemos críticar el control de calidad de algunos laboratorios, pero no podemos cuestionar la expectativa que nos ha vendido la marca.
Así que... A recetar como debe ser. Como  os enseñó el profe de farmacología que tanto odiábamos... O queríamos.

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