domingo, 3 de octubre de 2010

La cultura del chanchullo

“Chanchullo” es ese negocio que se hace con el más mínimo esfuerzo y la máxima ganancia, eso sí, mal habido. Este mal, que es como una enfermedad, bien enquistada en nuestra idiosincracia, es lo que evita cualquier posibilidad de desarrollo de nuestro querido país. Cuando una persona, no importa el origen de la capa social que sea ni su grado de instrucción académica, apenas llega a un cargo público en el que tiene acceso a dineros del erario, inmediatamente cede a esta patología.
Somos tan propensos a eso que, apenas un conocido nuestro sabe que alguien está en una posición de este tipo refiere que “se está llenando”, “bien pendejo (a) si no lo está haciendo” y cosas por el estilo. La cosa va desde el ministro o alto cargo hasta el rango más bajo, jerárquicamente hablando, cuando la persona “aprovecha” su estatus para hacer negocios. Ahí vemos a la secretaria que vende “favores” o trámites, al obrero que se lleva el material para su casa, el personal de salud que vende los suministros hospitalarios, el colega que vende implantes o prótesis reutilizadas como si fueran nuevas, el político que hace tráfico de influencias para los contratistas o proveedores, el ministro que hace desviaciones con las concesiones y así puedo mencionar infinidad de situaciones.
Nuestra labor como padre, hermano, hijo, venezolano, profesional, es, en primer lugar evitarlo, enseñarle a nuestros hijos e hijas que eso es, moralmente, incorrecto y reprochable.


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