miércoles, 13 de septiembre de 2017

Sigue la tempestad

Mejoro mucho de mi espalda lastimada. Me reincorporo al trabajo usando faja que me prestó mi esposa, de esas deportivas. Me sirvió enormemente sobre todo en los cambios de posición. Sigo con analgésicos a dosis diaria y sin hacer esfuerzos. Siento que voy progresando. 
Tenemos a otra enferma que hizo un cuadro diarréico durante la noche. Pudiera decirse que trivial para alguien que no sea de edad senil. Pocas evacuaciones líquidas pueden deshidratar a un anciano, son muy susceptibles a los trastornos electrolíticos y tener cambios en el estado de conciencia. Los ancianos son pacientes en los que siempre debemos pensar antes de que ocurran las cosas. Si han tenido diarrea ya hay que asumir que están deshidratados. Las venas se colapsándose con facilidad y es difícil tomarles una intravenosa. Se tornan débiles y es difícil que se tomen los medicamentos, por lo que hay que andarles antes. Un anciano puede convulsionar por cambios en el sodio, puede ponerse flácido por cambios en el potasio o tener contracturas por bajas en el calcio. Se desmayan cuando están deshidratados. 
También hay que averiguar de dónde vino la diarrea, qué la causó, qué consumió. Saber si hubo una manipulación inadecuada de alimentos, posibilidad de parásitosis, consumo de comida contaminada o alimentos prohibidos de esos que producen diarrea osmótica. 
Entonces, no debemos conformarnos con ver que es diarrea y sólo tratarla. Ir más allá y hacer el abordaje integral. Revisar las medidas de higiene y hacer recomendaciones de la alimentación. 
Llegan las lluvias, comienzan las enfermedades respiratorias y las diarreas. Para eso se llevan las curvas de diarrea y fiebre en las estadísticas epidemiológicas. 
Esta semana estuvo llena de tempestades terribles, los huracanes Harvey e Irma. Arrasaron literalmente con poblados enteros en islas del Caribe. Quedaron daños materiales y humanos incalculables. Luego vendrán las enfermedades, ojalá que no. Venezuela también ha tenido lluvias arrasadoras en Choroní, en Colonia Tovar y en Valencia. Pareciera que no son noticias. 
Y así como esas lluvias que parecieran despiadadas también tenemos una inflación que avanza como una tempestad. Vamos a ver qué pasará. 

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