miércoles, 29 de agosto de 2018

Clima en Maracaibo

Esta semana ha sido dura, sin agua y nuevamente comenzaron los problemas con la electricidad. El 20 se dió la reconversión monetaria y se le quitaron cinco ceros y se ancló al petróleo que es una criptomoneda digital basada en el barril de petróleo.


Hay un poco más de luz, pero ha habido recortes de hasta 5 horas.


Ya tenemos seis días sin agua.


La gente atiborra los bancos buscando efectivo. Hoy nos dicen que sigue la compra y venta de efectivo en ese submundo que se llama Las Pulgas. El gobierno anunció una lista de productos regulados y la publicó con la firma de los gerentes de grandes empresas de alimentos. Todos desaparecieron de los anaqueles. Especialmente el producto cárnico. Todo se puso más caro y al quitarle cinco ceros a la cuenta bancaria ahora somos más pobres.


La gasolina, que antes se podía pagar con billetes de 100 (o 500) ya no. Fueron sacados de circulación. Ahora hay que pagar 30 litros de gasolina de 180 bolívares ahora cuestan 1.000 bolívares de los viejos. Al menos esos si los aceptan los que surten. Un aumento de la gasolina enmascarado. Aunque necesario pagar algo tan barato que en el resto del orbe es costoso.


Dicen las malas lenguas (y las buenas también) que el contrabando de gasolina no es carro por carro. Son camiones cisternas que cruzan la frontera, custodiados inclusive. Así que esa medida no sabemos qué busca. No creo que esos camiones sean para venderlos a precios internacionales. Todo el mundo dice que es el negocio de alguien.


Todo esto que cuento es como un microrrelato de cómo están las cosas. Aún no siento que la gente haya recobrado la confianza como mayoritariamente se esperaba. Fue mucha incertidumbre y esa niebla no termina de aclararse.


Hay que esperar. La gente espera que les depositen su salario y si pensión y ver qué puede materializar con ella. Da la impresión que ahora puede resolver algo más que antes. El detalle es ese rollo del pago de la nómina con el nuevo monto para el venidero mes.


Como dice el refrán: "Amanecerá y veremos". No sé quién lo inventó, pero es una manera de terminar una narración.

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