miércoles, 5 de junio de 2019

Si mecanizas tu trabajo pierdes tu humanidad

Una mañana calurosa como las de esta época. Fuimos al CDI de Santa Rosalía para que me hicieron los lentes. Había una actividad de la UCS y había que llevar insumos. El centro estaba atestado de gente, muchos de agolpaban en la puerta esperando que los atendieran por el lado de la emergencia. Entramos por el lado de rehabilitación (CRI) y subimos. La actividad ya había comenzado y dejamos lo que habíamos llevado.
Preguntamos dónde estaba la óptica y bajamos. Gente también esperando tranquilamente. De todas las edades, especialmente mayores. El centro estaba muy caluroso. Los edificios últimamente en Maracaibo lloran de calor. Tanto por el verano como por el problema eléctrico y la falta de acondicionamiento del aire.
El optometrista estaba haciendo las mediciones y también iba al laboratorio de la óptica a hacer algunas reparaciones. Se tornaba entre una y otra.
Cuando tocó mi turno, me presenté y le di mi mano. Me preguntó cuál era mi problema: si era para ver de lejos o para ver de cerca. Le dije que era para ver de lejos: miopía. Me puso los lentes de medición y me puso a leer las letras proyectadas. Un ojo primero y el luego el otro. Acto seguido probó la visión de cerca con un papelito para leerlo y probar. Anotó los valores y listo. Se limitó a seguir anotando sus registros.
Se le notaba el tedio y la falta de motivación. También era, en cierta forma, el clima en esa sección de la institución, pero, ahí estaba. Ya cansado y mecanizado. Que pase el otro y así sucesivamente.
En salud no podemos caer en la rutina. Cada paciente, aparte de que es una aventura en si misma, es una persona, una humanidad que debemos mirar y aprender de ella. Eso es la particularidad de nuestra medicina venezolana, la calidez. Si perdemos eso, perdemos algo muy valioso. No importa que sea un optometrista. Es una isla que luego se extiende al resto del personal y de ahí a los pacientes. No te mecanices, no pierdas la humanidad.

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