Tiene una forma respiratoria y una forma cutánea. Los otros dicen que la forma respiratoria es predominante en camas templados y la cutánea en climas tropicales. Así que podremos ver estas formas más adelante. La patogenicidad de la bacteria está dada por la toxina diftérica. Ataca la garganta y la toxina se encarga de hacer su trabajo produciendo las membranas y los efectos locales. La toxina también puede viajar por la sangre y tener efectos remotos, por ejemplo corazón, produciendo micarditis. Tiene un periodo de incubación de 7 días. Existe la figura del portador sano, lo que implica tratar todos los contactos. El diagnóstico se hace por clínica, observando las famosas membranas que no son las placas de una amigdalitis pultácea, son muy diferentes. Estas membranas pueden obstruir la vía aérea de manera rápida sino se trata inmediatamente los casos.
El tratamiento consta de: tratar la toxina con la antitoxina, atacar la bacteria con el antibiótico, en este caso penicilina o eritromicina, y reforzar el sistema inmunitario con el toxoide diftėrico.
En la práctica, a pesar que existe una aguda crisis de medicamentos, el estado, con el apoyo de la OPS maneja dosis de antitoxina y toxoides, para manejar los casos y, progresivamente, con los barridos epidemiológicos. Las dosis de penicilina y eritromicina, en este caso claritromicina como macrólido sustituto, van llegando progresivamente para el manejo de los casos y los contactos. Igualmente se hacen las vacunaciones en los sectores donde hay los casos: toxoide DT (difteria, tétanos) para adultos y pentavalente para niños.
Esa amigdalitis rara que usted observe en la comunidad o en la consulta, tan frecuentes, hay que sospecharla. Si viene de área con casos hay que sospecharla.
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