En nuestra época son pocas las personas que mueren, por diferentes circunstancias, por la gripe, pequeños, ancianos, inmunosuprimidos, los más vulnerables.
Estamos viendo, evidentemente, una nueva mutación del virus, el que afecta la población porcina que ahora nos infecta, como lo hizo la influenza aviar unos años atrás. Debemos usar las mismas armas de siempre, lavarse las manos y cuidar que nuestras minúsculas gotitas de saliva se esparzan al de al lado, porque por ahí van. Debemos cuidar nuestro aparato inmunológico alimentándonos bien, con buen consumo de vitaminas, dormir adecuadamente y luchar contra el estrés. Por lo pronto, hasta tanto pase la epidemia, seamos precavidos con los saludos y los besitos (que me perdone el amor y la amistad).
Las enfermedades aprovechan las puertas abiertas que les dejamos, las barreras naturales que Dios nos dio, sólo tenemos que fortalecerlas. Las gripes deben quedarse en casa y tratarse en casa. Eso de que “sólo es una gripecita” hace que se esparza más.
Por ahora anda en México, pero la tardanza es que se venga en un avión o en un barco.
¿Cómo nos preparamos?
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